
Ahora el «dueño» es Gonzalo Hidalgo Prado. La Contraloría y la Fiscalía Anticorrupción tendrían que investigar
CHETUMAL.– El Club Deportivo Chetumal, propiedad del Gobierno del Estado, inexplicablemente pasó a manos de un empleado del presidente de la Cojudeq, Antonio López Pinzón, mejor conocido como «el cocoliso», quizá como pago por guardar silencio en los múltiples negocios que manejan.
Así, sin decir nada, Tigrillos tiene un nuevo dueño. Para que nadie se enterara, Gonzalo Hidalgo Prado, quien es además presidente del club, solicitó una prórroga para no participar en la temporada 2021-2022 de la TDP y para que no se pierda la franquicia lo hará en el grupo sin derecho a ascender, aunque participe en el Grupo Uno de la zona sureste de la Tercera División.
La Promotora Deportiva Chetumal A.C., razón social a quien se etiqueta el apoyo mensual de 400 mil pesos para los gastos de operación del equipo de futbol, fue adquirida por Gonzalo Prado en aproximadamente 120 mil pesos a Raúl Aguilar Laguardia, dueño de los derechos del club. El pago se hizo con recursos de la Cojudeq.

Las razones que tuvo «el cocoliso» para ceder el activo del «gobierno del cambio» es que sólo le calentaba la cabeza y le hacía perder el tiempo, cuando su mente y preocupación está en cómo rasguñar el presupuesto de los deportistas sin perder tiempo en resultados.
¿A quién le va interesar ir a ver un juego de fútbol en donde no hay motivación para buscar el ascenso? El único interés son los 4 millones de pesos anuales que se etiquetan al fútbol profesional.
La SECOES, cuyo titular es Rafael del Pozo Dergal, tiene la obligación de investigar el caso, al igual que la Fiscalía Estatal Anticorrupción, a cargo de Rosa Villanueva Arzápalo.
Existe un código de ética y un manifiesto público en todas las oficinas de mandos medios del «gobierno del cambio». Pero de nada sirven.
A este ritmo de triquiñuelas en la Cojudeq no tarda Antonio López Pinzón en regalar el estadio José López Portillo, porque sólo es un dolor de cabeza.
Lo bueno.- Ya falta menos…
Lo malo.– Se están llevando hasta los fierros viejos, como buenos chatarreros.
Lo feo.– Algunos se lo aplauden y lo defienden.